En tiempo suplementario y en un final no apto para cardíacos, Instituto derrotó 96 a 91 a Quimsa de Santiago del Estero y se quedó con el 4° juego de la final de la Liga Nacional de Básquet 2021/22, igualando 2-2 la llave y forzando la definición al quinto y último juego.
Dicho partido tendrá lugar el próximo lunes a las 22 en el estadio Ciudad de Santiago, y será televisado por TyC Sports. El ganador de dicho duelo se consagrará campeón y alzará el máximo título del básquet argentino, consagración liguera que podría significar la primera en su historia para Instituto.
El MVP del partido fue el interno albirrojo Nicolás Romano, autor de 22 puntos, 5 rebotes y una asistencia. Por el lado de la Fusión, que no logró repetir la imagen del último martes, se destacó Davauta Thomas, con 18 anotaciones, 9 rebotes y 2 asistencias.
Fue un verdadero partidazo, con todos los condimentos, de principio a fin. Arrancó mucho mejor el equipo de Alta Córdoba, con una alta efectividad en lanzamiento de dobles y triples, quedándose con el primer cuarto por 30-11. En el segundo cuarto, “Seba” González, entrenador de Quimsa, probó con varios de sus suplentes, los titulares recargaron energías y el visitante se llevó el segundo cuarto de la noche por 27-14.
Arriba en el marcador pero sin lograr plasmar en cancha una superioridad, los dirigidos por Lucas Victoriano se marcharon al descanso por 44-38, diferencia que si bien le daba cierto aire, muy lejos estaba de conformarlo, y más aún sabiendo de su obligación de ganar para estirar la definición al quinto y último partido.
Luego, con Quimsa ya más en juego, se armó un ida y vuelta de alto voltaje en La Caldera: la visita recuperó terreno e incluso llegó a ponerse arriba en el marcador, pero Instituto siempre encontraba la forma de volver a liderar y sostenido en ingresos desde el banco que funcionaron -Nicolás Copello tuvo una muy buena noche-, siguió buscando al “Taya” Galizzi debajo del aro y se puso 63-61.
El último cuarto fue digno de una película. Instituto arriba, pero con Quimsa acechando, ambos equipos permanecieron en cancha con sus jugadores habitualmente titulares y durante varios minutos, intercambiaron liderazgo en el marcador.
Con el partido igualado en 81, el cordobés ex Atenas Franco Baralle probó de tres, pero la pelota no entró y todo un Ángel Sandrín estalló con el sonido de la chicharra, que estiraba el desenlace del partido a tiempo suplementario.
Allí, Instituto salió más decidido que su rival, golpeó de entrada, sacó ventajas numéricas importantes y pese a la ausencia en cancha de Galizzi por acumulación de faltas, sacó chapa, hizo pesar el fervor de los más de 2 mil hinchas que lo acompañaron y terminó quedándose con un inolvidable triunfo 96-91 para seguir con vida en la llave y ahora soñar con volverse de Santiago del Estero con la copa bajo el brazo.
¡A un paso nomás. Arriba, Gloria!
Comentarios