En la antesala del encuentro, la tensión excedió los límites del folklore futbolero: golpes de puño entre las parcialidades y cánticos alusivos a Malvinas picantearon innecesariamente el cotejo. La albiceleste enfrentó por cuarta ocasión a México y la historia se impuso una vez más.
La «Scaloneta» llegaba al encuentro en un marco de ansiedad y aún con resabios de la inesperada caída ante los árabes, pero con la confianza necesaria para encaminar el rumbo. Hasta los 18′ del segundo tiempo todo fue nervios e imprecisión, pero Lionel Messi frotó la lámpara desde afuera del área y la clavó rasante al palo izquierdo de Guillermo Ochoa; el desahogo fue total.
La imagen de Pablo Aimar emocionado en el banco de suplentes no fue más que una demostración de lo que se experimenta en una copa del mundo. Faltaba la frutilla del postre: el ingreso de Enzo Fernández fue letal para los dirigidos tácticamente por Gerardo Martino. Desfachatado, sin analizar contextos de ningún tipo, el Crack de 21 años surgido en River metió un gol de antología para sentenciar la historia: enganche en el área y remate a colocar inalcanzable para el «Memo».
Fue 2 a 0 y la selección afianzó la superioridad en el historial ante el «Tri». En caso de vencer a Polonia el próximo míercoles a las 16, Argentina avanzará a octavos de final y ganará el grupo C.
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