
El país se parte en dos y el corazón late distinto. Boca llega como un tren sin frenos, con la historia al hombro y el presente en llamas; River, entre empates y dudas, quiere hacerse gigante en su casa. Pero el Monumental ya lo sabe: cuando Boca huele sangre, ruge como nunca.
Por Francis Di Como

Boca Juniors y River Plate se verán las caras este domingo 27 de abril a partir de las 15:30 horas en el Estadio Monumental, en una nueva edición del Superclásico del fútbol argentino. El encuentro, correspondiente a la fecha 15, será determinante para ambos equipos, que ya aseguraron su lugar en los octavos de final, pero buscan cerrar la fase regular lo más arriba posible para asegurarse la localía en la próxima instancia.
El conjunto dirigido por Fernando Gago llega en un gran momento: lidera la Zona A con 32 puntos y viene mostrando un rendimiento sólido y confiable. Del otro lado, el equipo de Marcelo Gallardo ocupa el cuarto lugar en la Zona B con 25 unidades, en una recta final algo irregular, con cuatro empates y solo una victoria en sus últimos cinco compromisos.

El historial entre ambos marca 263 encuentros oficiales, con una leve ventaja para el Xeneize: 92 triunfos contra 87 de River, además de 84 empates. El árbitro designado es Nicolás Ramírez, quien ya estuvo presente en el último Superclásico en La Bombonera, un partido que terminó con victoria millonaria en medio de decisiones arbitrales muy discutidas.
Ramírez, curiosamente, registra antecedentes más favorables con Boca (6 victorias en 9 partidos) y un rendimiento más discreto cuando le ha tocado dirigir a River (3 triunfos en 10 encuentros). Con todos estos condimentos, el Superclásico promete emociones fuertes y puede marcar el rumbo de lo que viene en la recta final del campeonato.
Hay partidos que se juegan, y otros que se sienten. El Superclásico es de los que se llevan en la piel. Este domingo, el Monumental será escenario de una nueva batalla entre Boca y River, pero no es un cruce más. Es un duelo de historia, de orgullo, de presente. Y en ese presente, el Xeneize llega con viento a favor, liderando su zona, encendido y con la confianza a flor de piel. Del otro lado, River busca reencontrarse, con la presión de ganar en casa y el murmullo de su gente cada vez más presente.
Las estadísticas hablan, los antecedentes también. Pero el Superclásico es terreno de emociones, donde el más valiente suele escribir la historia. Boca lo sabe. Y esta vez, llega dispuesto a dejar su marca con tinta indeleble.
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