Por qué lo ganó Instituto

Apático. Inexpresivo. Inconexo. Estos y otros varios adjetivos más le caben a Instituto después de los primeros 45 minutos que jugó en la tarde noche ante Ramón Santamarina de Tandil en Alta Córdoba.

Foto gentileza Instituto ACC.

Porque así se mostró del principio a fin de la primera etapa. Le costó horrores generar juego, y durante esos 45 minutos para el olvido, extrañó siempre a su enganche Damián Arce, el jugador vistoso de este Instituto y de zurda  demoledora, que para este partido no concentró por padecer un edema fibrilar.

Además de costarle la generación de juego -ni hablar de las escasas pelotas que tocaron los delanteros- se mostró errático en la entrega del balón. Y curiosamente esas deficiencias las reflejó en uno de sus jugadores de mejor pie, tal es el caso de Juan Ignacio Sills, que si bien no exhibió fallas de ubicación no se mostró fino con el esférico en sus pies y terminó entregando un puñado de pelotas en el mediocampo que podrían haberle traído más de un dolor de cabeza a la defensa local, cuyos integrantes tampoco rindieron en gran nivel.

Mal parados, pero para bien de la Gloria, ante un rival de dudosa procedencia que en muy pocos pasajes logró llevar peligro al arco de Germán Salort, salvo en una jugada en que el ex albirrojo Fernando Tellechea tiró arriba del travesaño, y que tampoco logró aprovechar esos espacios que le cedió Instituto.

El primer tiempo parecía no terminar más. Y desde la platea comenzaban a escucharse los primeros murmullos por la apática actuación del equipo, que necesitaba de manera imperiosa regresar al triunfo después de cinco partidos sin sumar de a tres. Los jugadores no respondían en la cancha, el público rezongaba y el rival tampoco ejercía peso en ninguna de las áreas. En definitiva, se trató de un primer tiempo para el olvido que según comentó el lateral derecho Franco Flores, fue “de lo peor en lo que va de esta temporada”.

De esta manera, Instituto se iba al descanso. Preocupado por el flojo nivel colectivo demostrado en el verde césped, y ante la duda de si las cosas cambiarían en la segunda etapa.

Definitivamente, las cosas cambiaron. Los dirigidos por Zabala salieron a jugar los segundos 45 minutos con otra mentalidad. Con una mentalidad ganadora, esa que le hizo falta en el primer tiempo, y ahora lo llevaría, por ejemplo, a abrir el marcador a través de Mateo Bajamich, que al minuto del ST aprovechó una pelota muerta que dejó Facundo Silva y puso las cosas 1-0.

No era casualidad. Instituto arrancó el segundo tiempo en ventaja casi desde los vestuarios porque el entretiempo funcionó como esa especie de receso que todo equipo necesita para, primero tomar conciencia de que lo mostrado antes no había sido bueno, y también para levantar cabeza y tratar de revertir el resultado.

Si bien no brilló, la Gloria jugó un segundo tiempo que a la hora del balance, fue positivo, porque le encontró la vuelta a la acción, sus jugadores que antes no habían estado finos ahora cumplían su rol, Erpen y Sills sacaron a relucir su mote de referentes del plantel, Bajamich  volvió a convertir para el 2-0 y el jesusmariense Malcom Braida sacó de la galera un par de lujos que hicieron delirar a la tribuna- Así, ante un rival que repitió la misma apática actuación que en el primer tiempo, Instituto terminó floreándose en la tarde noche de Alta Córdoba y volvió a sumar de a tres ante su gente, por primera vez del 3-0 que le propinó a Tigre el 23 de septiembre Por eso, porque supo encontrarle la vuelta, porque salió con otra mentalidad a jugar el segundo tiempo, Instituto lo ganó esta tarde. Ahora, sabe que no deberá aminorar la marcha y continuar mentalizado en su objetivo: clasificar a la Copa Argentina 2020.

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