“Sean campeones y serán eternos” les dijo el doctor, y hoy 36 años después de esa frase, un pueblo entero está celebrando un año más de aquella conquista mundial. Hace casi cuatro décadas un día como hoy, 29 de junio de 1986, el Estadio Azteca se vestía de gala, porque recibía la final del mundial de futbol de aquel año. Los protagonistas eran, la siempre temida Alemania de Rummenigge y por el otro el equipo argentino comandado por DIEGO ARMANDO MARADONA.
Por Tomás Yatabe
Los teutones venían en busca de su tercera copa, mientras que los argentinos querían repetir la hazaña de 1978, el camino a la final no fue fácil para ninguno de los dos equipos. Alemania, quedó segundo en su grupo y luego tuvo que ganarle al equipo anfitrión desde los 11 pasos, por los cuartos de final. La selección nacional, que como bien es sabido, no venía de un camino fácil hacia el mundial, tuvo una primera ronda ajustada. Tuvo su debut con victoria ante Corea, después empató con la siempre defensiva Italia.
El juego de la selección Argentina fue in cescendo, en los octavos de final se jugó el paso a cuartos con su clásico rioplatense, Uruguay. El equipo dirigido por Bilardo ganó por la mínima, con el gol de Pasculli. Luego vendría lo que fue, según muchos, la mayor expresión futbolística del mejor de la historia dentro de una cancha. Tan solo 4 años de la guerra de Malvinas, el rival en los cuartos eran los ingleses. Esto los argentinos lo tuvieron bien presente en ese encuentro, y el partido se vivió como una GUERRA.
Aquel 22 de junio de 1986, no será solamente recordado por la tarde que Inglaterra quedó eliminado de la copa del mundo por Argentina. Aquel día es, y será recordado por los siglos de los siglos como la jornada en que, Peter Shilton (arquero alemán) recibió en cinco minutos un gol valido con la mano y el mejor gol de la historia en la historia de los mundiales. Mucho ya se habló y se escribió de aquel caluroso día mejicano, lo que pasa es que, nunca van alcanzar las palabras, ni las notas periodísticas, ni los homenajes para comprender lo que ocurrió en esa cancha. Lo que hizo Diego es algo sobrehumano, al ver una y otra vez las grabaciones, más parece que uno está viendo una película, una obra de ficción. Pero no aquello fue real, y es que 36 años después lo seguimos recordando como el día de “LA MANO DE D10S”.
Luego el rival en semis, fue Bélgica, ya a esta altura Argentina dejaba atrás todas las dificultades y venia más campeón que nunca. Los belgas cayeron por 2 a 0 y otra vez el estadio Azteca sería testigo de la magia de Maradona, ya que este convertiría los dos goles para darle a la selección el tan esperado pase a otra final del mundo, la tercera que Argentina disputaría.
El 29 de junio, como ya mencioné se jugó aquella esperada final. A veces la vida es injusta, y en ese partido Diego no grito gol, gracias a una férrea defensa alemana. Esto no le impidió dar una asistencia magistral a Burrucaga para que sentencie el partido que le otorgaría la copa del mundo a Argentina. Aquel partido no es tan recordado como el encuentro contra los ingleses, pero ese 3-2 contra Alemania fue la última pincelada que dio el seleccionado argentino para ser campeones por segunda vez en su historia.
Hoy nos toca recordarlo como la última copa mundial que alzo la selección, pero con un mundial a la vuelta de la esquina, tenemos razones más que justificadas para que el recuerdo alegre por haber ganado aquella final se convierta en esperanza y en Qatar poder festejar nuevamente la conquista máxima.
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