Belgrano se trae un punto de Rosario

Foto prensa Belgrano

Luego de la derrota frente a Gimnasia, el Pirata jugó con Newell’s en el Coloso del Parque y se trae un empate.

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Le cuesta horrores hacer un gol. Y así ganar es imposible. A la Lepra le sobró actitud y voluntad de triunfo, pero chocó con su propia impericia ofensiva. Y así, el intento de perdón de los hinchas se fue diluyendo con el correr de los minutos y la innumerables chances de gol desperdiciadas, y el 0 a 0 final fue con reprobación de la gente y pedido de renuncia del Gallego Méndez, que esta vez no zafó del repudio popular.

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Newell’s salió a jugar y el hincha tenía cuatro ítems para definir la reprobación o no: actitud, idea y orden táctico, búsqueda del arco rival y victoria. Enseguida se vio que el equipo estaba predispuesto a entregar hasta la última gota de sudor como frente a River. Sin reproches, esa parte de la planilla tuvo el tilde rápido. Tácticamente hubo idea.

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Y salvo algún desliz por tener al rival demasiado metido atrás, siempre privó la paciencia por buscar ese espacio para lastimar que no sobraba. Entonces, la gente entendió que había que acompañar, y empujó, sin ese fastidio de otros partidos en el Coloso donde un pase mal dado pasaba a ser un lamento lleno de reprobación que los futbolistas sentían como una mochila.

Faltaba el gol. Casi una constante de los últimos tiempos rojinegros donde no sobran festejos.

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Y eso que chances hubo. Y muchas. Mateo Pérez hizo estallar el travesaño con un cabezazo; Salcedo peinó la pelota y el arco pareció correrse cuando el Coloso preparaba el grito de gol; Miljevic movió al arquero visitante tras un bombazo con destino de red y en otro jugada similar le dio desviado; Ramírez estiró la pelota demás cuando se iba mano a mano y en una jugada de potrero de Bezossi cabeceó al cuerpo de Espínola.

Las chances de gol sobraron en el primer tiempo. Y la docena de tiros de esquina que tuvo Newell’s es un reflejo de la superioridad abrumadora. Pero la pelota no quiso entrar. Porque a la Lepra todo le cuesta, incluso cuando le sobran méritos para anotar. E irse al vestuario 0 a 0 era demasiado injusto, incluso con el cierre providencial de Pitbull Fernández en la única chance clara de Belgrano, que no fue gol porque el uruguayo apareció de la nada cuando Lencioni festejaba antes de empujar la pelota a la red.

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Tanto ir y no anotar fue desgastando a Newell’s. El equipo aflojó en el complemento y fue perdiendo esa ilusión de ganar. Y los cambios de Méndez no aportaron nada, no pudieron renovar energías y mucho menos claridad ofensiva.

Y fue 0 a 0. Injusto por lo sucedido en la primera parte, lógico por la incapacidad ofensiva que refleja la Lepra.

Y la gente se fue enojada, una vez más. Por momentos quiso acompañar al equipo y darle una chance, pero al final la historia fue la misma de los últimos partidos. Y así será difícil encontrar el perdón.

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