Dulce Tortolo, tiene 23 años y atajo en Belgrano por cinco años. Su buen rendimiento, su capacidad y la recomendación de su ex compañera Betina Soriano, la llevaron a hoy ser parte del plantel de Boca Juniors.
Tiene ocho hermanos varones que sin duda tiene que ver con su amor por la pelota. A los 10 años empezó a jugar futsal en el Pucara, pero en La Sallano y de defensora, comenzó a tener contacto con la cancha de once.
En el año 2013, a préstamo por un año, Dulce jugaba en Racing de Nueva Italia, donde es convocada a la Selección Argentina en la previa del Sudamericano Sub 17. Ese torneo marco un antes y un después en su carrera futbolística, ya que no tenía arquera esa división. Como el Dt sabía que sus hermanos atajaban, le consultaron sino quería probar en ese puesto y nunca más dejo los tres palos. La dirigencia de ambos clubes no lograron ponerse se acuerdo para darle el pase, y de esa manera luego de una prueba fue a jugar al Pirata. Carlos Lloverá le ayudo a lograr destrabar la situación, que como es ahora, le pidieron aproximadamente diez pelotas. Ella es muy agradecida y consiente de que su paso por el equipo de Alberdi la formo y la llevo a donde esta ahora.
¿Dudaste en algún momento cuando empezaste a atajar? ¿Cómo fue ese cambio?
Al principio fue complicado. Con 15-16 años tenía un buen nivel y por eso llegue a la Selección ya que no había muchas jugadoras y las pocas que habíamos lográbamos acceder. En Belgrano fue donde logre formarme de verdad y crecí. Al principio no me gustaba muchos pero hoy estoy muy bien y feliz y me gusta perfeccionarme en todo y esa es una de las cosas por las que trabajo.
¿Quién es tu referencia en tu puesto?
No soy muy fanática de nadie en ningún aspecto. Me gusta mucho Christiane Endler la arquera de Chile, saco muchas cosas de muchas. Miro y tomo lo mejor de cada arquera. Veo mucho futbol masculino, que más allá que el femenino haya crecido los varones nos llevan muchos años de ventaja y los que queremos mejorar y crecer tenemos que buscar ahi, ya que tiene cosas que nosotras no porque tiene una formación desde muy chicos. Guido Herrera de Talleres es muy completo y lo observo mucho. Pero el primero en el que me fije para crecer es Lucas Acosta de Belgrano. Veo un poco de todo, sea la categoría que sea y de cualquier parte del mundo.
Dulce vivió con sus abuelos. Ella es la nieta más chica de ocho varones y por más que su abuelo la llevaba a patín y a guitarra, su amor por la redonda pudo más. Sus papas la acompañaron siempre en cualquier cancha y a cualquier partido. Hoy la realidad es distinta porque para estar tiene que viajar, independientemente que a su mama no le gusta mucho la ruta, se las ingenian para estar.
Betina Soriano fue su compañera en los años que compartieron equipo y es gracias a ella que su destino cambio de provincia. Dado el paso de la ex pirata por la selección es que le consultaron desde el club de La Rivera por jugadoras para reforzar el plantel. Elisabeth Minnig fue la arquera de la primera del femenino boquense durante muchísimos años. “Eli” es quien termina convenciendo a Dulce para que emigrara a Buenos Aire. “Nunca aspire a llegar a Boca pero siempre me esfuerzo en mejorar constantemente. Fue un cambio brusco en mi carrera, porque me quedaban seis meses para recibirme de profe de educación física, era irme de mi casa a un lugar nuevo que nunca lo había pensado. Si yo lo hubiera tenido como objetivo llegar ahí, trabajas en post de eso, tenía como meta irme a otro lado a otro país. Cuando llego la propuesta se dio todo ya que pude organizarme para poder irme. EL grupo me recibió excelente y me siento muy feliz” expresa la guardameta que hoy comparte el puesto con Laurina Oliveros y Abigail Chávez.
¿Cuál es tu sueños ahora ya que te recibiste y estas en Boca?
Mi filosofía es mejorar en todos los aspectos de mi vida, en lo que el Dt, Eli y yo creamos que necesito en post del equipo. Soy bastante abierta a las críticas porque me exijo mucho para crecer. Estar a disposición de todos. Con mejorar las cosas se van dando, el nivel viene solo. No me pongo objetivos para llegar a un lugar específico. El ejemplo fue mi venida a Boca. Con Belgrano había hablado ya que había varios equipos interesados en mí. Estaba sola al arco, con lo que eso implica, necesitaba entrenar con alguien más, competir con otra jugadora el puesto no me iba a ir así nomas. Belgrano fue todo para mí. Boca te da una competencia interna inmensa ya que tengo dos compañeras más en el mismo puesto que son de lo mejor. El técnico es muy intenso en la técnica y en la táctica y eso quieras o no te hace crecer mucho. El único fin que tengo es cumplir grupalmente para poder llegar a ser campeonas y jugar la Libertadores, el objetivo de todas.
¿Cómo es entrenar con Elisabeth Minnig?
Ella es la que nos prepara, nos enseña. Es muy abierta a muchas cosas. Por ejemplo Lauri viene de jugar 10 años en la Uai Urquiza con un método de entrenamiento completamente diferente y estoy yo que lo hacía con Edgardo Alfioni, el entrenador de arqueros en la B, y es muy abierta e eso. Tenemos la ventaja de contar con sus conocimientos de haber estado tantos años atajando que sabe cómo son los movimientos de muchas jugadoras.
¿Como ves el cambio que se generó en el futbol femenino de la Copa América en Chile a esta parte?
El cambio de club fue rotundo, todo lo que nosotras en el futbol femenino de Córdoba envidiamos de los hombres, desde quien les lleva el agua, tener un vestuario propio hasta tener una buena cancha, en Boca tenemos todo eso. Yo no me tengo que preocupar por nada, la comida, la merienda me la dan. Laurina y Maca Sánchez fueron las precursoras, son amigas, y creo que el futbol femenino está creciendo pero hay cosas que aún tienen que resolverse. Estoy en el mejor club desde lo institucional. Entrenemos y tenemos instalaciones solo para nosotras. También tenemos la suerte de tener profesionales solo para el femenino. Todas tenemos contratos menos dos chicas que si bien no firmaron tienen beca y trabajo en Boca. Le respondemos al club con lo mucho que trabajamos.
“El futbol de Córdoba está muy lejos de todo. Cuando paso el anuncio de la Copa Argentina de mujeres, me pareció bien, que hay que darle lugar al fútbol nuestro, pero creo que hay que ocuparse más, desde donde se pueda y lo digo con conocimiento de causa. Pero soy consciente que hay que trabajar, estudiar, mantener una casa. Por ejemplo a Rosario Central se le hizo más fácil la adaptación ya que están a 300 kilómetros menos y es un montón. Cuando voy y vuelvo es un viaje largo. Hacer la distancia que sea para jugar no es lo mismo que hacerlo dos veces al mes que una sola. Sumado a que los clubes nos tiene que dar más espacio en Córdoba, herramientas desde los recursos humanos, la infraestructura, no debería costarle darnos una cancha como la gente para entrenar. La adaptación desde lo físico, la técnica, la táctica fue dura. El manejo que te da entrenar cinco o seis días a la semana no es lo mismo a un equipo que lo hace tres veces y que sumado a eso es diferente” se explaya Dulce desde lo que para ella fue dejar su Belgrano querido y la forma de trabajo de cada institución.
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